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domingo, 22 de mayo de 2011

Ni casas ni luz de Francisco Alarcón

El gobierno de Venezuela ha transmitido al mundo un mensaje de prosperidad y de avance con una supuesta revolución, cuestión que resulta habitual para los regimenes de talante comunista. Esto lo conocemos a través de la historia, tenemos un “connotado” ejemplo en Cuba que según ellos en un momento descubrieron remedios para todos los males, lograron un desarrollo económico extraordinario y fueron arquetipo de una sociedad desarrollada; por supuesto, el tiempo se encargó de aclarar esas sartas de mentiras y hoy se encuentran dando lastima como nación sojuzgada por una tiranía de 50 años. Venezuela no se diferencia mucho de estos “postulados” cuando le hipoteca hasta su soberanía a los antillanos y la subordinación es total.
Hay dos problemas que actualmente acogotan a los venezolanos la falta de viviendas y el titubeo en un sistema eléctrico que antes de esta “revolución” ostentaba condiciones aceptables o buenas. Durante doce años nada o poco se hizo en materia de viviendas, y el problema de generación eléctrica se agravó al extremo que, hemos estado incontables veces a punto de colapsar y sometidos a sostenidos racionamientos, o a los llamados botes de carga.

La campaña electoral del oficialismo se centra en la promesa de viviendas que se dejaron de construir a lo largo de doce años para ser entregadas en un corto plazo que coincida con las elecciones del 2012, igual ocurre con la luz comprometiéndose a devolvernos un sistema eléctrico confiable, dejando a un lado bretes de mayor trascendencia como la inseguridad e inflación. Pero abreviémonos a los riesgos señalados, que de acuerdo a la experiencia cotidiana y a la opinión de los técnicos, ninguno de los dos será solucionado sino contrariamente tenderán a agravarse como lo estamos viviendo a diario. En estos tiempos electivos los ofrecimientos huelgan con los aspavientos y alteraciones a las que nos tiene acostumbrado el líder de la “revolución”. Pero la verdad nos conduce a pensar que no harán ni casas ni habrá luz confiable, y que seguiremos igual o peor, y que las “salidas” serán otras; vulnerando aun más la propiedad privada, estimulando las invasiones y apropiaciones a través de leyes aprobadas como la de alquileres. La idea sustantiva de los camaradas está en ir eliminando la propiedad privada como finalmente ocurre en el comunismo, no verlo de este modo es engañarse, y aprovecharse de las medidas que acabarán con la propiedad privada es hacerse cómplice de un régimen marxista. Qué pasará en plena campaña electoral cuando el oficialismo no pueda cumplir con sus promesas? pues lo que viene ocurriendo desde hace doce años y que comenzó por la agroindustria que ya no tiene vestigios productivos porque todos fueron expropiados o invadidos, y puestos en manos del Estado que no supo administrarlos o se los tragó la corrupción. En este momento les tocará a las casas y apartamentos que están en condición de alquiler, y sus propietarios las perderán
La oferta electoral de Chávez también se sustentará en regalar cocinas, neveras y otros electrodomésticos que, seguramente los chinos pondrán a su disposición prontamente, nada de particular tiene que la población acceda a ellos, les corresponden por derecho a todos; el peligro está en caer en la tentación de esas nueva “leyes” inversas aprobadas, que estimulan a cogerse lo ajeno en aras de destruir la propiedad privada, y que posteriormente no serán propiedad de nadie como las viviendas que adjudica el régimen sin que acrediten alguna titularidad. Es la propiedad social de la cual tanto se vanagloria el comunismo y que no le resolvió la molestia a ninguna sociedad. Hasta los cubanos avizorando su pronto naufragio tratan de abrirse con ciertas autonomías en el comercio y de esta manera ir restableciendo la “vieja propiedad”; o sea, que el añoso comunismo está muerto, y aquí quieren revivirlo para perpetuarse en el poder. Si ello, no lo tenemos claro no valdrá para nada los esfuerzos unitarios e integracionistas que adelanta la disidencia, y la sociedad permanecerá dividida y enfrentada. También es conveniente recordarles a los compatriotas que con anhelante euforia ven desde ya un triunfo para el 2012, que las cosas no serán fáciles y que pudieran terminar en una derrota sin precedentes si no le salimos al paso a las añagazas del oficialismo; sabiendo que en este nuevo giro electoral los venezolanos nos jugamos la vida, la libertad y la patria; estando al tanto de antemano que no habrá ni casas ni luz.
@falar04

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