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martes, 9 de agosto de 2011

Editorial El Nacional


Si "Oriente" hablara
Fracaso del ministro

El titular de Interiores y Justicia, Tareck el Aissami, no deja de sorprender a los venezolanos con sus declaraciones totalmente desligadas de la realidad. El hecho de que califique la captura del pran "Oriente" como un triunfo de la revolución rojita y de que decrete con ello el fin del capítulo del centro penitenciario Rodeo II no es más que un "bluff" para ocultar su fracaso en materia penitenciaria.
El ministro trata de ocultar con esta captura las interrogantes que los venezolanos tenemos con la fuga del preso apodado "Oriente": el país exige explicaciones que sólo las puede dar este prisionero que, por 29 días, mantuvo la tensión de la opinión pública centrada en la cárcel Rodeo II. La gente aún no entiende cómo se fugó, dejando en ridículo a los guardias nacionales y demás integrantes de la FAN que habían rodeado el penal y mantenían una vigilancia estricta las 24 horas.
Pero ya capturado el pran "Oriente", pues los venezolanos estamos en el derecho de pedir que este joven prisionero nos cuente el misterio de cómo se fugó. ¿Cuántos huyeron con él? ¿Fue una fuga negociada? ¿Qué pasó con las armas que tenían y que nunca aparecieron? ¿Quienes fueron los negociadores? Queda un sinfín de preguntas a las que un gobierno serio les hubiera dado respuesta desde el primer momento.

El ministro piensa que los venezolanos somos ignorantes y nos tragamos fácilmente sus mentiras, o que no entendemos que el hecho de crear un ministerio para el servicio penitenciario es una muestra clara y rotunda de su fracaso en el área. Y que, además, su famoso Plan de Humanización Penitenciaria sólo fue un conjunto de buenos principios pero inejecutable por no estar adaptado a la realidad carcelaria. En un lenguaje sencillo y directo: el ministro y su equipo engañaron al país, a los presos y a sus familiares. En un gobierno serio, El Aissami hubiera renunciado a su cargo.
El Aissami es el responsable directo del caos que se vive actualmente en nuestras cárceles. Si bien es cierto que existe desde hace unas cuantas décadas, él lo llevó a la metástasis.
Hoy el resultado es claro: su "humanización de las cárceles" fue un completo fracaso. La tragedia de Rodeo sirvió para que se cayeran las caretas y quedaran al desnudo.
No sabemos si el ministro podrá dormir tranquilo siendo culpable indirectamente de los centenares de muertes en nuestras cárceles por el ingreso ilícito de armas. Ellos mismos lo han asumido como una responsabilidad directa de los funcionarios que estaban a su cargo y de la Guardia Nacional.
Ojalá que el nuevo Ministerio de Asuntos Penitenciarios logre transformar las prisiones, una dura tarea porque está recibiendo el caos total: recintos con 350% de hacinamiento, 95% de reclusos en ocio absoluto, 80% de retardo procesal, un personal deficiente y no calificado. Esta es la herencia del criminólogo El Aissami. Ojalá Iris lo resuelva. 

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