El secretario general de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, se ha alineado con el
sector más duro de la oposición venezolana al rechazar el diálogo con el
gobierno que otra parte del antichavismo inició este viernes.
El ex canciller uruguayo (2010-2015),
que llegó a la OEA gracias al impulso del ex presidente José Mujica, se
ha situado no solo completamente del lado de la oposición y contra el
gobierno, sino que ahora también ha tomado partido por un sector del
antichavismo frente al otro.
Tras las elecciones regionales de
octubre Almagro rompió su idilio de dos años con el bloque opositor al
afirmar que presentándose a los comicios habían sido un "instrumento"
del "fraude".
Este martes fue un paso más allá en
sus reproches: dijo que algunos sectores de la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), sin dar nombres, no representan a la oposición y que
"la oposición va a tener que separar la paja del grano".
Después de la elección en julio de la
asamblea nacional constituyente (ANC), en la que no participaron los
opositores, la estrategia del antichavismo -hasta entonces agrupado sin
fisuras bajo el paraguas de la MUD-, se ha dividido entre los que están
dispuestos a dialogar con el gobierno y los que sólo aceptan negociar la
salida del presidente, Nicolás Maduro, del poder.
El sector que participa en las
conversaciones con el gobierno -representado por la MUD- respondió este
martes de inmediato a las críticas de Almagro recordándole "la
contundente aprobación mayoritaria" en la Asamblea Nacional , con 82
votos a favor y solo 3 en contra, al proceso de diálogo ese mismo día.
Los tres diputados opositores que
votaron en contra pertenecen a la escisión de la MUD llamada 16 de
Julio, un nuevo grupo parlamentario formado por los legisladores de los
partidos de María Corina Machado (Vente Venezuela) y del ex alcalde de
Caracas Antonio Ledezma (Alianza Bravo Pueblo).
Estas formaciones se han unido en la
plataforma Soy Venezuela, que Ledezma presentó esta semana en varios
foros en Washington, entre ellos la OEA, y junto a Almagro en una rueda
de prensa en la que ambos criticaron al sector de la oposición que
participa en el diálogo.
"Es incomprensible por qué el
secretario general de la OEA ha decidido tomar parte en las diferencias
internas de la oposición venezolana. Idealmente, debió haber utilizado
su posición para destacar la importancia de que la oposición acuerde una
estrategia común para hacer frente a la crisis", indicó el abogado y
analista venezolano Mariano de Alba.
"Y es inexplicable por qué ha emitido
declaraciones que pudieran terminar desprestigiando al sector de la
oposición que controla la Asamblea Nacional, el cual, si bien no es
representativo de toda la oposición, es la última fotografía disponible,
según la voluntad de los votantes, de las fuerzas internas opositoras",
agregó.
Por su parte, Cynthia Arnson, la
directora del programa latinoamericano del centro de estudios Wilson
Center, señaló que "no conviene ni a Almagro ni a la institución que sea
partidario de uno u otro grupo o líder político".
"Tomar parte en los debates internos
de las fuerzas democráticas de Venezuela, que más que nunca necesitan la
unidad, no parece ser constructivo", dijo a Efe, al tiempo que subrayó
que "Almagro ha hecho una inmensa labor a favor de la democracia y los
derechos humanos en Venezuela" en sus dos años y medio de mandato.
Desde que llegó a la OEA, Almagro "ha
adoptado una posición sumamente crítica contra el régimen de Nicolás
Maduro", recordó Juan Carlos Hidalgo, analista político sobre América
Latina del Cato Institute.
"A mi parecer, Almagro desde un
inicio ha reconocido la naturaleza dictatorial del régimen de Maduro y
no se hace ilusiones al respecto. Algunos podrán acusarlo de inflexible y
de dificultar una solución negociada a la crisis de ese país, pero
también se le puede aplaudir el coraje de llamar las cosas por su nombre
y de mantener la presión diplomática sobre el régimen de Maduro", dijo.
"Sin embargo, vemos que las
divisiones latentes dentro de la oposición han finalmente salido a la
luz y esto deja a Almagro en la incómoda posición de tomar un bando. Sus
fuertes declaraciones previas no dejan espacio para que él no esté en
otro bando que no sea el de quienes creen que negociar con Maduro es
inútil. En eso, la experiencia lo respalda", agregó el experto.
No obstante, coincide con Arnson y De
Alba en que "Almagro se ha erigido como una voz moral importante en la
crisis venezolana y su énfasis no debe ser jugar a la política interna
de la oposición de ese país".
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