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jueves, 3 de septiembre de 2020

Agricultores venezolanos apelan por la gasolina “bachaqueada” para poder trabajar

 


Fabiola Barrera || La Prensa Táchira

 

 

 

La falta de combustible en el país denota la importancia que éste tiene para el desarrollo de un país. Es un elemento transversal para las diversas actividades que se realizan a diario. Todo lo mueve el combustible.

Fabiola Barrera || La Prensa Táchira 


Precisamente esto ha faltado desde hace más de 15 años en el estado Táchira. Constantes racionamientos mantenían a sus habitantes en colas día y noche por unos cuantos litros de gasolina.


El sector agrícola es uno de ellos. Tanto productores como ferieros se han quejado por la terrible situación por la cual atraviesa el sector. La falta de gasolina para trabajar, movilizarse hacia los campos, para comercializar sus productos y llevarlos hasta el consumidor final, les ha llevado el agua al cuello, pues deben ingeniárselas para lograr algo del vital líquido.
Tras la llegada de la pandemia del coronavirus al país, esta situación se agravó. Ya particulares no han podido abastecerse de gasolina como se solía hacer. A medida que pasan los días, no solo los particulares se perjudican, sino aquellos llamados “priorizados”.

De acuerdo a Gerson Pabón, presidente de Fedeagro capítulo Táchira, cerca del 2% de los productores logra abastecerse de combustible en la entidad. Esto quiere decir, que de los 4 mil productores agrícolas que tiene el Táchira, menos de cien surten sus camiones y vehículos de gasolina, dejando al resto por fuera del abastecimiento legal, por lo que se apela al mercado negro de la gasolina para poder trabajar.

Para nadie es un secreto que el sector de los alimentos es prioritario, pero debería haber gasolina para todos. Es una obligación de gobierno garantizar la continuidad de los servicios públicos“, indica Pabón, quien reprocha que deben gastar en una sola pimpina, unos 85 mil pesos por una pimpina de 25 litros en la zona de montaña.

Asegura que esto afecta directamente en los costos de producción, pues debe ser incluido en la estructura de costos de cada producto.

Destaca que no solo es la gasolina, sino la compra de insumos para estas cosechas. “Al no haber insumos en las agropecuarias del país, tenemos que comprarlos en Colombia y esto también afecta los costos de producción“.

Recuerda que en Agroisleña se encontraban todos los insumos necesarios para las cosechas del campo y que incluso se le financiaba al productor, en caso de que éste no contara con recursos suficientes.

Cosa que cambió con la expropiación por parte del gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, pues todos los beneficios y materiales que se encontraban en esta agropecuaria, desaparecieron de forma permanente.

Indica que en la zona de montaña es más difícil todo, pues a estos lugares no llegan los alimentos como en otras zonas. “Precisamente porque n o hay gasolina no hay suficiente comida para todos aquí y toca pagar a precios exorbitantes“.

A la venta

Por otra parte, los precios de venta en mercados y ferias a cielo abierto ya sienten la ausencia del combustible. Más de trescientos mil pesos deben pagar en gasolina para movilizar sus productos, lo que deriva en un aumento vertiginoso de los precios de venta al consumidor.

Por ejemplo, la semana pasada, lo más económico era el cebollín, con un precio de mil pesos por kilo, lo que equivale a unos cien mil bolívares. La temporada de cosecha incidió en un desplome de costos.

Sin embargo, el tomate está del lado contrario, es decir, aumenta cada día su precio. A la venta, costaba entre 400 y 450 mil bolívares el kilo. Tanto productores como ferieros y vendedores coinciden en que está escasa, pues al no haber agroinsumos y al dificultarse la compra de estos en Colombia, el costo del tomate se eleva.

La cebolla y el pimentón van de la mano, pues también se incrementó el costo de venta final de estos a unos 450 mil bolívares. Productos como la papa, zanahoria y plátano siguen paso a paso su incremento, al venderse entre 200 y 250 mil pesos el kilo.

Para Luis Correa, el precio hace que ellos compren menos cantidad de productos. “Ya no compramos como antes, porque si se nos daña en eso es que se nos van las ganancias. No hay manera de aguantar tanto esto“.

Explica que la llamada merma deja, en estos tiempos de crisis, una gran pérdida, por lo que están pendientes de comprar todo en calidad de “vendible”, pues no se pueden dar el lujo de desperdiciar mercancía.

Señaló que, aunque trabaja con verduras y hortalizas, también debe comprar gasolina repagada, es decir, aquella que se vende en pimpinas en el mercado negro. Entre 75 y 90 mil pesos por 20 litros de gasolina debe pagar cada vez que va a comprar productos a Táriba, pues antes compraba directamente al productor, pero la crisis del combustible lo obligó a comprar en el Mercado Mayorista. “Eso lo paga el comprador final. Si queremos trabajar, nos toca comprarla en el mercado negro. No podemos pararnos”.

La bolsa agrícola

Los precios de la Bolsa Agrícola, que es producto de la negociación entre productores y comerciantes de hortalizas y verduras, para esta semana cotiza a 16 dólares la papa, a 35 dólares la cebolla y a 50 mil pesos la zanahoria. Vale destacar que los precios de estos productos es a puerta de finca en sacos de 60 kilos, listos para la venta.

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